El deporte local y su historia de palmarés.

En base a trabajos de recopilación histórica que prepara el periodista Juan Carlos Licari sobre el deporte de Bell Ville, sus grandes nombres y la interminable lista de protagonistas que compartieron y enriquecieron el crecimiento de las figuras que trascendieron nuestras fronteras, aquí una primera presentación en relación a Mario Alberto Kempes.

La investigación de Licari, refleja detalles de su etapa de niño por las calles de su barrio, forjando en la década del ‘60 un lazo con la pelota que sería eterno y lo llevaría a lo más alto del fútbol mundial: “Marito” jugando en Platense, el equipo de su barrio.

Los hermanos Caparrós, Juan Andrés (“Lulo”) y José (“Bocha”), cuentan que el presidente de Talleres, “Pepe” Maita, los habla para organizar un torneo infantil en el club, por la cantidad de chicos que todas las tardes invadían la cancha. El problema era que ya llegaba el verano, había que jugar de noche y por supuesto tener iluminada la cancha. Con varias reuniones, el Bocha se encargaría de la luz y el Lulo, supervisar las edades de los chicos.

Llegaba diciembre y prácticamente todo listo, la luz una realidad, los dos trabajaban en Epec, y el torneo se nutrió con ayuda de varios padres que armaron equipos de cinco en el campo más el arquero. Consiguieron un par de árbitros y con 10 equipos comenzó el campeonato, cuyas fechas empezaban a las 21 y siempre finalizaba después de las 24, los martes y viernes.

El Bocha y Don Maita estaban en la organización, mientras el Lulo era el DT del equipo. A instancia de un vendedor oriundo de Buenos Aires y que periódicamente visitaba la ciudad por cuestiones comerciales, le sugirió a los Caparrós que a la formación se la denominara Platense, en honor al club porteño. Además donó los balones.

Los partidazos, la cantina trabajando a full y el “equipo de los organizadores”, el Platense bellvillense campeón, con Marito Kempes como goleador y un Caparrós con la valla menos vencida. El viajante trajo de regalo una pelota para cada jugador, pagando el asado correspondiente. Los Caparrós organizaron el torneo durante 10 años, siempre con gran éxito, pero nunca su Platense volvió a salir campeón.